Grisén es un municipio del bajo Jalón que debe su nombre a una villa rústica romana llamada Grisius. De ahí surgió el término medieval Grissenich, del que deriva el nombre actual de la localidad. Albergó también a visigodos y musulmanes, que desarrollaron un extenso sistema de regadíos. En 1177, Alfonso II de Aragón donó la villa y castillo a la Orden Hospitalaria de San Juan.
El Canal Imperial de Aragón encuentra entre los términos de la localidad y Alagón su mayor obra de ingeniería, el acueducto del Jalón de 1780. Popularmente es conocido como las ‘Murallas de Grisén’. Esta construcción permite salvar el cauce del Canal que cruza el río Jalón gracias a una estructura que eleva el caudal del Canal varios metros.
La iglesia parroquial de San Martín de Tours del siglo XVI, sobresale por encima del conjunto del casco urbano. Esto de debe a su esbelta torre barroca rematada con un gran chapitel de cobre. En su interior, albergan auténticas joyas artísticas como la tabla gótica de la Virgen del Pópulo del siglo XV, atribuida al maestro aragonés Martín Bernat.
La economía de esta localidad ha girado tradicionalmente en torno a la agricultura, aunque la llegada del ferrocarril en el siglo XIX, supuso el gran progreso de las nuevas industrias.
Los periódicos narran que en 1911 en este pueblo vivió Pilar Hernández, una vecina a la que tacharon de bruja tras enfermar varias mujeres de Grisén. El odio y las malas voluntades hacia Pilar fueron tan fuertes que tuvieron que concentrar fuerzas de la Guardia Civil. Finalmente, un médico logró demostrar que las mujeres estaban enfermas por histerismo.
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