El nombre de la localidad proviene del término romano Lucius, que más tarde derivó en Lucernique y finalmente, en el siglo XVIII, en Luceni. Desde entonces, la economía del pueblo se apoyó principalmente en la agricultura hasta que en el siglo XX, se inauguró la Azucarera del Ebro, cuya elevada chimenea caracteriza aun hoy en día la imagen de Luceni.
En el pueblo se puede visitar la iglesia de la Purificación de Nª Señora, templo gótico del siglo XIII que guarda en su interior una de las obras más originales de la comarca: el retablo de la Presentación del Niño en el Templo, un bajorrelieve de alabastro policromado. También se conserva la antigua capilla modernista de la azucarera, hoy en día habilitada como biblioteca municipal.
En las inmediaciones del río Ebro, a unos pocos kilómetros de la localidad, se encuentra el yacimiento arqueológico de ‘El Calvario’, donde se han extraído monedas y medallas del emperador Antonio Pío del siglo II. Su plaza de España situada en el centro, es un bonito lugar de encuentro para luceneros y visitantes. Cuenta con una fuente de seis caños y un kiosko de música de ladrillo.
Desde el siglo XIX se representa en la localidad un dance de tipo pastorada compuesto por ocho bailadores, mayoral y rabadán.
Tras la construcción del Canal Imperial de Aragón se introdujeron nuevos cultivos, como la remolacha, que dio lugar a la industria azucarera. El 29 de octubre de 1912 se abría la Azucarera del Ebro en las inmediaciones de la estación ferroviaria de Luceni. Este hecho, marcó un antes y un después en la economía y demografía del pueblo, que triplicó su población.
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