Recuerdos de un cauce antiguo. La huella del Ebro en Boquiñeni.
Recuerdos de un cauce antiguo. La huella del Ebro en Boquiñeni.
Este galacho demuestra que la ribera del Ebro está llena de vida y de agua. Es una ribera rica en sotos, mejanas y galachos. Estos últimos son humedales que se han ido creando en antiguos cauces de ríos, el Ebro en este caso, y dejan tras su paso un paisaje de frondosa vegetación.
Mantos de plantas como la anea o el carrizo cubren la superficie de estos parajes. Habitan varias especies de aves, algunas residentes como la gallineta o el zampullín. Otras, como el carricero, se instalan en primavera y parten en otoño a zonas más cálidas.
El nombre de este galacho alude a la antigua tradición de elaborar carbón vegetal en sus proximidades.
Entre las localidades de Boquiñeni y Pradilla de Ebro, dentro del término municipal de Boquiñeni, queda la huella de un antiguo cauce del Ebro, inactivo desde 1900 y que dio lugar al galacho de los Fornazos.
En el año 2006, la Confederación Hidrográfica del Ebro llevó a cabo un proceso de restauración del galacho que se encontraba abandonado. De esta intervención corresponden los miradores y paneles explicativos que se encuentran en la zona. También, varios embalses para ayudar en la conservación y repoblación de las especies acuáticas que habitan en este territorio.
La variedad faunística y floral de estos entornos naturales convierte a los galachos en parajes atractivos para todas las edades que se pueden visitar en cualquier época del año.
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